viernes, 15 de marzo de 2019

Erasmus


No es fácil poner la mesa
y dejar tu servilleta en el cajón,
encontrar pozos en tu armario,
despertar las perchas cada día.

La puerta 
no esconde tus ojos ni tus juegos.
Habitación muda
sin portazos de juventud.

Los días caminan solos,
avanzan con prisas hacia el verano.
Noche a noche
la luz se acaba con tu recuerdo
y sueño tu voz y tu risa.

La distancia
aflora otra vez aquellos besos sonoros,
coloca, insistente, tu servilleta en la mesa
y despierta las perchas desnudas.