jueves, 23 de julio de 2020

La última calle





La tarde baja muda la cuesta.
Aún se encuentran por las esquinas 
tus ojos agarrados a los nuestros,
tu sonrisa militante,
el vendaval de tu voz.

Flores blancas te siguen 
mientras se derrumba el aire.

El verano rompe su solsticio.
Una herida levanta cada mañana
desde que te has ido
hasta que tu memoria
germina semillas en cada lágrima
y brotan de nuevo las margaritas.

Cada aurora se ilumina con ese brillo tuyo
que se cuela en mi ventana.
Y despierto
con la dicha de haberte vivido.