martes, 27 de julio de 2021

Estiramiento



Quieta, no te muevas,
tus párpados aún persiguen alas blancas.
No hay luz
ni silencio
sin un vuelo.
 
La acera, el árbol, las líneas del mundo 
borran el chispazo de la noche.
Un aire distinto pero idéntico
enjuaga las paredes de tu cuerpo.
 
Quieta,
sigue ahí,
respira el roce del tiempo,
llena tu vientre de ese brío impetuoso que
poco a poco se levanta,
aclara el agua turbia de tus sueños.
 
Centrifuga las distancias.
 
Corrige el sonido de la pendiente que te empuja
para el mismo lado,
desenrolla con cuidado la piel, papel
retorcido de la noche.
 
Sí,
tus pliegues siguen marcados
de cal blanca,
del chapoteo del agua entre las avispas,
del tiempo suelto de la calle,
del sabor a palo dulce, 
de los rombos de la niñez.

Suelta también ese amarre .
Desengánchate. El parto 
que te expulsa de la noche ha terminado.
Ya respiras
por ti misma. Una ola retozando en el aire.
 
Huele  la calma
 
A l a r g a l a t r e g u a h a s t a s a c i a r t e