miércoles, 16 de diciembre de 2020

Allí, la siesta

 



Se apagan las gargantas, las ventanas, las cacerolas.
El almuerzo transita entre los poros
y en la espalda
un blues cabecea sentimental.

No hay pájaros,
no hay aire en la calle.
Las cortinas se restriegan el sol 
en esta liturgia de intenciones aplazadas, 
de cuerpos diluidos.

Nada impide
escuchar los pulsos secretos.