A tí
El pueblo era más pequeño que tú.
Tus alas no cabían por sus calles
y el brillo indómito de tu pelo deslumbraba
las ventanas venenosas de las casas.
Nuestras risas merendaban en la acera
entre pasos de baile y flores de pan y quesico.
Una aventura cada tarde hasta que
ardieron en la alameda los primeros cigarrillos
y los amores desconcertaron a la amistad.
El tiempo enfrió la niñez y
se nublaron los recuerdos
pero los lazos
rescataron las miradas.
Una mujer sigue agarrada a sus alas de colores.
Poderosa, muerde cada palabra,
cada instante, cada gesto.Me abraza
con sus plumas imbatibles
y su perfume rebelde me devuelve
a tí, mi amiga
Mari Paz.