lunes, 17 de junio de 2024

Lo ambiguo


 

HABLANDO SOLO NO SE ENTIENDE LA GENTE


-Te esperé en el banco de la calle Paris, al lado de la rotonda, a las 4, donde me prometiste que estarías puntual. Pero, como siempre, los problemas de nuestra hija te importaron un pimiento.
 
- Oye, que yo estuve allí a la hora en punto y no vi a nadie. Incluso el guardia jurado de la sucursal del Banco me aseguró que no había visto pasar por allí a ninguna  persona como tú.
 
-¿De qué banco me hablas?
-¿De qué banco me hablas tú?
 
- Siento que vamos a necesitar un traductor
-¿Y no sientes utilizar una palabra como excusa?



LATIDO DE FONDO

Muy temprano, Sor María acerca los mantecados al Seminario y se encuentra al Padre Alberto de frente.

Le desmorona sentirse mujer cada vez que se miran y siente esos roces juguetones  que repiten al saludarse.

Mientras colocan los dulces en la despensa, ella conduce la mano del padre Alberto hasta sus labios y le roba con la punta de su lengua cada  grano de  azúcar que se había pegado a los dedos. El, suavemente, contiene la mano de Sor María y la suspende entre las suyas sin soltarla, en medio del aire retador que los envuelve.

Los ojos, mientras, siguen calibrando el claroscuro del deseo.

Los pies no saben si avanzar o retroceder.


TEORÍA DE-MENTE


 Mi autismo, grado 1, se atiende en la  clase amarilla del 2º piso; tiene un cartel cuadrado y colocado exasperantemente torcido; pone Apoyo, junto a  la clase de 3º de la ESO. Mi objetivo 3.2.1 para este trimestre es la utilización de “frases trampa”. Así las llamo yo.

 

- Hola, Rubén. ¿Te has puesto las pilas hoy?

-  Buenos días, profesora. Vete a freír espárragos

-   Pero, Rubén, eso no es correcto.

-   Haré la vista gorda, entonces.

- Que no, Rubén, piensa un poco… ¿Te has puesto las pilas hoy?

- Vale, ya he pensado: ¡No!... Me he puesto las botas.  ¿A que ahora he acertado, profesora?

-   Esto… 



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Mi tren de vida


Hoy mi vagón corría más despacio que mis sueños. Por eso me di cuenta que yo tenía que estar dormida.
Al instante desperté. Abrí los ojos y, como cada día, me encontré parando justamente en mi estación de Polvoranca.

Este tren nunca me defrauda. Me arrulla  con su  balanceo hasta el momento  preciso y luego me abre a la vida.

Igualito que una madre.