La mesa, las sillas, el pozo
blancos de silencio
quietas las sombras
mudos los pájaros, insomne
el olor amarillo del trigal.
Las hojas de la morera
barajan la luz entre las ramas.
Sólo ese tiempo perpetuo
salva este verano sin labios.
Selene
devuelve el ardor
a tanto beso prohibido.
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