A tí
Ayer
te vi en el parque entre los castaños de mayo. Te enganchaste al camino. Mariposa
inesperada.
Entre
los árboles y a bocanadas de sol recorrimos la mañana.
Tus
manos animaban la zancada y el canto histérico de las cotorras. Tus piernas,
tenaces a pesar de las arrugas, aplastaban la tierra y se restregaban la luz.
Repasamos
juntas el dulzor de las llegadas, las rosas rojas del patio, el frescor de las esquinas, la cerveza con
limón, como cuando venías a verme; como cuando, agarradas por el brazo, el
retraso del atardecer nos regalaba rincones bajo llave.
Te
vi en el parque. Hacía dos años que te habías ido.
Aún
no soy huérfana del todo.
Aún
encuentro el olor a lumbre de tus pañuelos y resuena en mi piel la cadencia de
tu voz. Tu número sigue en las huellas de mis sueños y mantengo tu llamada cada noche. El anillo de tu mano ahora baila entre mis dedos que se agarran a los tuyos.
No.
Todavía no soy huérfana del todo.
Todavía vuelas a mi lado.
Precioso! Como ella...
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