sábado, 26 de octubre de 2019

Abanico



Había subido el escalón de la duda y esta mañana estaba decidida. 
Su abanico abofeteaba el aire al ritmo de su impaciencia.

Cuando él abre la puerta del baño, ella se despega de la pared del pasillo, cierra el abanico y se le acerca: “Estoy embarazada. Voy a tener a este hijo”.

El se dirige hacia el salón, coge su abrigo y la mira por última vez.
“Estas despedida”.




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